Publicado 26/05/2023 11:01

La temporada de huracanes en el Atlántico será "casi normal" y menos activo que los últimos años, con unos 9 huracanes

Archivo - 29 September 2022, US, Fort Myers: A man checks out beached boats at Fort Myers Wharf on the Caloosahatchee River in the aftermath of Hurricane Ian. Photo: Amy Beth Bennett/Sun Sentinel via ZUMA Press Wire/dpa
Archivo - 29 September 2022, US, Fort Myers: A man checks out beached boats at Fort Myers Wharf on the Caloosahatchee River in the aftermath of Hurricane Ian. Photo: Amy Beth Bennett/Sun Sentinel via ZUMA Press Wire/dpa - Amy Beth Bennett/Sun Sentinel vi / DPA - Archivo

   MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -

   La temporada de huracanes en el Atlántico norte que comenzará el próximo 1 de junio y terminará el 30 de noviembre será "casi normal" y previsiblemente será algo menos activa que en los años anteriores, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos prevé en torno entre 12 y 17 tormentas tropicales de las que estima que unas 9 pueden llegar a convertirse en huracán.

   La Organización Meteorológica Mundial señala que, de acuerdo con el Centro de Predicción del Clima de la agencia estadounidense, hay un 40 por ciento de probabilidades de que la temporada sea "casi normal"; un 30 por ciento de que sea más activa de lo normal y un 30 por ciento restante de probabilidades indican que podría ser una temporada por debajo de lo normal.

   En concreto, la NOAA prevé, con un 70 por ciento de probabilidades, entre 12 y 17 tormentas con nombre de las que de 5 a 9 podrían convertirse en huracanes (con vientos de 119 kilómetros por hora o más) y de estos, entre 1 y 4 huracanes serían de gran categoría (categorías 3, 4 y 5, con vientos de 178 kilómetros por hora o más).

   La consideración de que sea menos activo que en las temporadas pasadas se basa, según la OMM, en algunos factores que entran en competencia y suprimen el desarrollo de tormentas y otros que lo alimentan.

   En el ámbito de prevención del riesgo de desastres, un proyecto que impulsa desde 2022 la Organización de Naciones Unidas, la OMM necesita un gran huracán que toque tierra para retrasar años de desarrollo socioeconómico.

   La semana pasada en el Congreso Meteorológico Mundial la OMM presentó un informe sobre el impacto económico y el coste humano en el que, por ejemplo cita el huracán María, que en 2017 le costó a Dominica el 800 por ciento de su Producto Interior Bruto.

   De hecho, entre 1970 y 2021 los ciclones tropicales (el término genérico que incluye a los huracanes) fueron la causa principal de las pérdidas humanas y económicas reportadas en todo el mundo, y representaron más de 2.000 desastres. La buena noticia es que el número de víctimas mortales ha caído en las últimas décadas, de los 350.000 fallecidos en la década de 1970 a menos de 20.000 entre 2010 y 2019. Si bien, las pérdidas económicas alcanzaron los 573.200 millones de dólares.

   El profesor de la OMM, Petteri Taalas, ha calificado a los ciclones tropicales son "grandes asesinos" y que una sola tormenta puede revertir años de desarrollo socioeconómico. "El número de muertos se ha reducido drásticamente gracias a las mejoras en la previsión, las alertas y la reducción del riesgo de desastres. Pero podemos hacerlo aún mejor", ha defendido.

   De momento, una temporada media de huracanes en el Atlántico registra unas 14 tormentas con nombre, siete huracanes y tres huracanes de gran categoría. En 2022 se contabilizaron 14 tormentas con nombre de las que ocho se convirtieron en huracanes y dos en huracanes de categorías II, IV o V. Sin embargo, tanto 2020 como 2021 fueron temporadas muy activas.

   La OMM ve cada vez más claro que existe un "alto potencial" de que se desarrolle El Niño este verano, lo que podría "suprimir" la actividad de huracanes en el Atlántico ya que este fenómeno contrarresta las condiciones favorables en la cuenca del Atlántico tropical.

   Por otro lado, también a consecuencia de El Niño el monzón en África podría ser más activo de lo normal, ya que produce ondas africanas en el este y genera algunas tormentas atlánticas más fuertes y duraderas, y temperaturas de la superficie del mar más cálidas de lo normal en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe que crea más energía para impulsar el desarrollo de tormentas.