MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -
Por primera vez, los astrónomos han medido directamente una corona del tamaño del sistema solar alrededor de un distante agujero negro supermasivo, gracias a una inusual alineación cósmica.
Los agujeros negros pueden ser invisibles, pero su entorno no lo es, y por primera vez, los astrónomos han medido directamente una "corona" sobrecalentada que rodea a uno de estos gigantes cósmicos.
El agujero negro supermasivo, RX J1131, se encuentra a unos 6.000 millones de años luz de la Tierra y gira a más de la mitad de la velocidad de la luz. Mientras el monstruo permanece oculto, se alimenta del gas y el polvo cercanos, calentándolos a millones de grados y resplandeciendo como un cuásar, uno de los objetos más brillantes del universo. Su corona, un halo de gas sobrecalentado, abarca unas 50 unidades astronómicas, aproximadamente el tamaño de nuestro sistema solar.
Esta medición fue posible gracias a una inusual alineación cósmica donde una galaxia en primer plano, a aproximadamente 4 mil millones de años luz de la Tierra, y sus estrellas actuaron como dos lupas superpuestas, creando un "doble zoom" que agudizó la visión del entorno inmediato del agujero negro.
"Esta es la primera vez que se realiza una medición de este tipo", declaró a Live Science Matus Rybak, investigador principal de la Universidad de Leiden (Países Bajos) y director del estudio. "En principio, encontramos una nueva forma de observar lo que sucede muy cerca del agujero negro".
Los resultados, aceptados para su publicación en la revista Astronomy & Astrophysics, proporcionan una nueva herramienta para sondear entornos extremos alrededor de agujeros negros a escalas demasiado pequeñas para que incluso los mejores telescopios puedan resolverlas.
"ESTO NO SE VE BIEN"
La galaxia en primer plano es tan masiva que su inmensa gravedad curva y magnifica la luz de RX J1131, creando cuatro imágenes distintas del cuásar mediante un fenómeno conocido como lente gravitacional fuerte. Cuando el equipo de Rybak reanalizó datos de una década de antigüedad recopilados por el radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) en Chile, notaron pequeños parpadeos en el brillo de estas imágenes.
"A los pocos días de analizar los datos, nos dimos cuenta de que esto no se veía bien", recordó Rybak. "Ni siquiera es mi principal campo de investigación, pero se convirtió en un proyecto personal que seguimos desarrollando".
Si la fuente de estas variaciones provenía del entorno del propio agujero negro, todas las imágenes se iluminarían y atenuarían simultáneamente. Pero observaciones de seguimiento realizadas en 2022, con solo un día de diferencia, revelaron que las imágenes parpadeaban de forma independiente.
"Esa es la prueba irrefutable: tiene que ser algo en el proceso", dijo Rybak. Ese "algo" es la microlente, donde las estrellas individuales de la galaxia en primer plano actúan como pequeñas lentes, magnificando brevemente diferentes partes de la corona del cuásar. Debido a la compactibilidad de la corona, estas amplificaciones a pequeña escala produjeron el parpadeo independiente observado en las imágenes, señalaron los autores en el nuevo estudio.
"Observamos este parpadeo en los datos, que no podíamos explicar de otra manera", declaró Rybak a Live Science. Al analizar estos parpadeos, el equipo midió directamente, por primera vez, la amplitud de la corona a escala del sistema solar, transformando un cuásar, por lo demás ordinario, en un laboratorio cósmico único.
NUEVA VENTANA A LOS AGUJEROS NEGROS
Además de permitir a los investigadores cartografiar la corona, la nueva medición ofrece una posible ventana a los campos magnéticos que rodean a los agujeros negros, señalaron los científicos en el estudio.
Investigaciones previas han demostrado que los campos magnéticos intensos regulan la cantidad de gas que entra y la cantidad que se expulsa, controlando esencialmente el crecimiento de los agujeros negros con el tiempo. Es extremadamente difícil medir estos campos directamente, pero los modelos teóricos sugieren una relación entre la emisión de ondas milimétricas de la corona (luz que proviene de electrones que se mueven rápidamente en espiral alrededor de las líneas del campo magnético), su tamaño y la intensidad del campo magnético.
"Comprender cómo crecen estos agujeros negros es el principal potencial", afirmó Rybak.
Esta medición es particularmente impactante porque anteriormente se creía que la luz de ondas milimétricas era prácticamente estática, incluso durante meses o años. "Pero este fue uno de esos momentos en los que uno se da cuenta de que las cosas cambian, y cambian mucho", añadió Rybak.