MADRID 31 Oct. (EUROPA PRESS) - 
   Cortar verduras parece una tarea sencilla hasta que el cuchillo resbala o la punta se escapa por milímetros. Lo curioso es que, según los chefs, el secreto no está en la práctica --no del todo-- ni en la fuerza, sino en cómo colocamos los dedos al sujetar el cuchillo. Un gesto mínimo que marca la diferencia entre cortar con precisión o acabar con un pequeño corte en la mano.
Según el perfil de @gastrohub.pe, una tienda peruana especializada en cuchillos japoneses y utensilios de cocina profesional, la clave para cortar rápido y con precisión está en cómo se sostiene el cuchillo.
EL ERROR MÁS COMÚN AL CORTAR CON CUCHILLO
   La mayoría de personas tiende a agarrar el cuchillo solo por el mango, dejando todo el control del corte en la fuerza del brazo. Ese gesto, que parece lógico, en realidad resta estabilidad y aumenta el riesgo de resbalones. Al no tener contacto con la hoja, la mano dominante pierde precisión y la otra -la que sostiene el alimento- queda más expuesta.
   Los chefs recomiendan justo lo contrario: formar una garra con la mano que sujeta el alimento y mantener los nudillos hacia el filo del cuchillo, que debe deslizarse apoyándose suavemente en ellos. La mano dominante, en cambio, debe sujetar el cuchillo con firmeza colocando el pulgar y el índice en la hoja, mientras los tres dedos restantes se apoyan en el mango.
   Este agarre permite que el cuchillo se mueva con control, sin levantar completamente la punta y con un movimiento vertical que garantiza cortes uniformes. La velocidad viene después, con la práctica.
LA IMPORTANCIA DE UN CUCHILLO BIEN AFILADO
Sujetar bien el cuchillo es esencial, pero de poco sirve si la hoja está sin filo. Un cuchillo desafilado obliga a ejercer más presión sobre el alimento, lo que multiplica las posibilidades de un corte accidental. Los cocineros profesionales afilan sus cuchillos con frecuencia, incluso antes de cada servicio, porque un filo limpio ofrece más seguridad y precisión.
CÓMO AFILAR UN CUCHILLO CORRECTAMENTE
Con chaira o acero: pásalo alternando ambos lados del filo, manteniendo un ángulo de unos 20°.
   Con piedra de afilar: humedece la piedra y desliza la hoja en movimientos suaves de ida y vuelta, sin presionar en exceso.
   Con una taza de cerámica: usa la parte sin esmaltar del fondo como superficie abrasiva para recuperar el filo.
   Con papel de aluminio: dobla una hoja varias veces y corta sobre ella; el aluminio ayuda a pulir pequeñas imperfecciones del filo.
   Un cuchillo bien afilado corta con suavidad y requiere menos fuerza, lo que no solo mejora el resultado, sino que también reduce el riesgo de accidentes en la cocina.