MADRID, 12 May. (EUROPA PRESS) -
Unas 8.500 toneladas de antibióticos -casi un tercio del consumo anual mundial humano- terminan en los sistemas fluviales, incluso después de, en muchos casos, pasar por sistemas de depuración.
Publicado en PNAS Nexus, un estudio de la Universidad McGill es el primero en estimar la magnitud de la contaminación fluvial global causada por el uso de antibióticos en humanos.
"Si bien las cantidades de residuos de antibióticos individuales se traducen en concentraciones muy pequeñas en la mayoría de los ríos, lo que dificulta su detección, la exposición ambiental crónica y acumulativa a estas sustancias aún puede representar un riesgo para la salud humana y los ecosistemas acuáticos", afirmó en un comunicado Heloisa Ehalt Macedo, investigadora postdoctoral en geografía en McGill y autora principal del estudio, que se publica en PNAS Nexus.
El equipo de investigación utilizó un modelo global validado con datos de campo de casi 900 ubicaciones fluviales. Descubrieron que la amoxicilina, el antibiótico más utilizado a nivel mundial, es el que tiene mayor probabilidad de estar presente en niveles de riesgo, especialmente en el Sudeste Asiático, donde el aumento de su uso y el limitado tratamiento de aguas residuales agravan el problema.
"Este estudio no pretende advertir sobre el uso de antibióticos -necesitamos antibióticos para tratamientos de salud global-, pero nuestros resultados indican que podría haber efectos no deseados en los ambientes acuáticos y resistencia a los antibióticos, lo que exige estrategias de mitigación y gestión para evitar o reducir sus implicaciones", afirmó Bernhard Lehner, profesor de hidrología global en el Departamento de Geografía de McGill y coautor del estudio.
NI DEL GANADO NI DE FÁBRICAS
El estudio no consideró los antibióticos provenientes del ganado ni de las fábricas farmacéuticas, ambos importantes contribuyentes a la contaminación ambiental.
"Nuestros resultados muestran que la contaminación por antibióticos en los ríos, derivada únicamente del consumo humano, es un problema crítico, que probablemente se vería agravado por fuentes veterinarias o industriales de compuestos relacionados", afirmó Jim Nicell, profesor de ingeniería ambiental en McGill y coautor del estudio. "Por lo tanto, se necesitan programas de monitoreo para detectar la contaminación de las vías fluviales por antibióticos u otros productos químicos, especialmente en áreas que, según nuestro modelo, estarán en riesgo".