Publicado 11/12/2025 12:23

Otorrinolaringólogos advierten de que la dificultad para tragar comida afecta al 20% de las personas mayores en España

Archivo - Persona mayor, demencia, Alzheimer, anciano
Archivo - Persona mayor, demencia, Alzheimer, anciano - JACOB WACKERHAUSEN/ ISTOCK - Archivo

MADRID 11 Dic. (EUROPA PRESS) -

La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) han advertido este jueves de que la dificultad para tragar comida afecta al 20 por ciento de las personas mayores en España, un problema conocido como disfagia orofaríngea que se encuentra "profundamente" infradiagnosticado y que cada vez es más común.

Aunque la tos al comer suele interpretarse como un acto reflejo sin importancia o un simple "despiste", los especialistas de la SEORL-CCC han recordado que su repetición frecuente puede reflejar una descoordinación en los mecanismos que garantizan que el alimento avance de manera segura hacia el esófago.

Esta alteración, que afecta a estructuras tan complejas como la boca, lengua, faringe y laringe, compromete no solo la capacidad de alimentarse, sino también la salud respiratoria y la calidad de vida, pudiendo desembocar en neumonías, malnutrición, atragantamientos graves y deterioro funcional acelerado.

El porcentaje de afectados por algún grado de disfagia se eleva "significativamente" en pacientes con enfermedades neurológicas como ictus, párkinson, esclerosis múltiple, ELA o demencias, y en personas que han recibido tratamientos oncológicos o cirugías en cabeza y cuello.

Sin embargo, los expertos han incidido que se encuentra infradiagnosticado, precisamente porque sus manifestaciones tempranas pueden parecer leves o esporádicas, y en parte porque muchos pacientes tienden a ocultarlas por "vergüenza, miedo o desconocimiento".

"La disfagia no es un diagnóstico, sino un síntoma con múltiples causas, que requiere un abordaje especializado y sistemático si se pretende evitar la progresión hacia complicaciones potencialmente graves", han subrayado desde la SEORL-CCC.

CONSIDERAR LA FUNCIÓN DE DEGLUCIÓN COMO UN MARCADOR DE ENVEJECIMIENTO

Debido a que la capacidad para masticar y tragar de forma segura exige la activación coordinada de músculos, nervios y estructuras respiratorias, la organización ha instado a considerar la función de la deglución como un biomarcador del envejecimiento.

En ese sentido, ha explicado que su deterioro deterioro puede ser uno de los primeros signos de fragilidad, incluso antes de que aparezcan otros problemas físicos, por lo que incorporar su evaluación en los programas de seguimiento del mayor y en las estrategias de prevención de la dependencia permitiría anticipar problemas que "hoy pasan inadvertidos hasta fases avanzadas".

Entre las causas de la disfagia orofaríngea se encuentran las alteraciones musculares, donde la pérdida de fuerza o coordinación del aparato deglutorio, muy común con la edad, aumenta el riesgo de aspiración; los trastornos neurológicos, que afectan directamente los centros cerebrales responsables de la secuencia de tragar; y lesiones, cicatrices o inflamaciones en faringe y laringe derivadas de tumores, radioterapia, cirugías previas, traumatismos o infecciones.

Los especialistas han señalado que conocer el origen específico permite elegir el tratamiento más adecuado, que en la actualidad puede incluir desde rehabilitación logopédica intensiva, maniobras de compensación, adaptación de la textura de los alimentos y estimulación neuromuscular, hasta intervenciones quirúrgicas o dispositivos que mejoran el cierre laríngeo.

SEÑALES DE ALARMA

Entre las principales señales de alarma están la tos repetida al tragar, una sensación persistente de alimento atascado, la voz húmeda tras las ingestas, la pérdida de peso inexplicada, la fatiga durante las comidas, la necesidad creciente de triturar los alimentos o evitar líquidos, así como las infecciones respiratorias de repetición.

Su diagnóstico se puede realizar a través de pruebas específicas como la endoscopia de la deglución o la videofluoroscopia, que permiten identificar con precisión la fase alterada del proceso, y ha subrayado que su detección temprana puede ser "decisiva" para preservar la autonomía, la seguridad y la calidad de vida.

Es por ello por lo que ha invitado a familias, cuidadores y profesionales de ámbito sanitario y sociosanitario a estar "especialmente atentos" a los cambios en la forma de comer de las personas mayores, dado que en muchas ocasiones no manifiestan sus dificultades hasta que el problema se ha hecho evidente.

Asimismo, ha recomendado establecer hábitos sencillos como masticar despacio y dividir los alimentos en trozos pequeños, mantener una adecuada hidratación para facilitar la movilidad del bolo alimentario, evitar distracciones o conversaciones mientras se come y cuidar de forma meticulosa la higiene oral.

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