De izquierda a derecha: la vicepresidenta del CGCOP, Rosario Correa; la presidenta, Elena Carrascosa; el profesor David G. Armstrong; la doctora Almudena Almudena Cecilia Matilla; y el doctor José Luis Lázaro. - CGCOP
MADRID 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un 20 por ciento de las infecciones del pie diabético provoca una amputación, un dato "alarmante" del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España (CGCOP) que pone de manifiesto que una persona con diabetes con diabetes con un callo en un dedo tiene el "mismo riesgo de morir" que una mujer a la que se detecta un bulto en una mama.
El riesgo de que una persona con diabetes desarrolle una úlcera en el pie en el 34 por ciento, aumentando también las posibilidades de que se infecte, tal y como les pasa a la mitad, lo que lleva a que un tercio de los pacientes que buscan atención por heridas isquémicas muera con una herida no curada.
"Este riesgo de muerte de una persona con diabetes que ha tenido una úlcera en el pie es el doble que para una persona que no la ha tenido", ha incidido el CGCOP, que ha lanzado este mensaje como parte de la campaña 'Callus Zero, amputatio nulla' (traducción "muy libre" del latín: cero callos, ninguna amputación), que pone foco en la prevención del pie diabético.
La idea de esta campaña surge del podólogo y coautor de la Guía de Protocolos de Pie Diabético del CGCOP, José Luis Lázaro, quien suele hacer hincapié en que muchas úlceras neuropáticas tienen su origen en una simple callosidad mal tratada.
Es por ello por lo que la organización ha considerado "fundamental" sensibilizar a los pacientes de diabetes sobre la necesidad de erradicar cualquier callo de sus pies, y ha advertido de que una pequeña dureza puede ser el inicio de complicaciones graves si no se aborda a tiempo.
Como parte de la iniciativa, el Consejo ha diseñado unas camisetas en las que figuran el eslogan 'Callus Zero, amputatio nulla' y, emulando a los tebeos de Astérix, una imagen de un "pie romano" acechado por "una aldea de irreductibles galos" armados con instrumentos cortantes con aspecto de bisturí.
En el dorsal de la camiseta se ha incorporado un código QR que lleva directamente a la mencionada guía, lo que sirve para combinar visibilidad con información veraz y científica, tanto para pacientes como para profesionales sanitarios, de forma que se refuerce la prevención.
"Aunque está dirigida a profesionales, las personas con diabetes y sus familiares pueden encontrar también en su última parte los signos de alerta así como recomendaciones generales y sobre el calzado. Pero, sobre todo, deben consultar con su podólogo si tienen callos o durezas en los pies y seguir un programa de revisiones periódicas. Porque prevenir hoy, puede evitar complicaciones mañana", ha afirmado la presidenta del CGCOP, Elena Carrascosa.
EVITAR INFECCIONES DEL PIE DIABÉTICO
Entre los consejos incluidos en la guía se encuentra la realización de una revisión diaria, que debe consistir en revisar los pies (planta, talones, dorso, dedos y entre los dedos), buscando roces, zonas enrojecidas, callosidades, grietas, humedad o heridas, y revisando el interior del calzado para descartar pliegues, roturas o pequeños objetos.
Los expertos también recomiendan seguir una higiene "sencilla y segura", que consiste en lavar los pies con agua tibia (menos de 37 grados) y jabón suave durante pocos minutos; secarlos bien, sobre todo entre los dedos, pero sin frotar; usar calcetines limpios a diario y preferiblemente de fibras naturales sin costuras; e hidratar la piel a diario con crema de urea, evitando los espacios interdigitales.
El documento aborda la existencia de señales de alarma que requieren consulta "inmediata", tales como una coloración anormal, aumento de temperatura, edema, ampollas, heridas, mal olor, secreción, dolor nuevo, fiebre o cualquier cambio repentino en el estado del pie.
En caso de existir algún riesgo, los especialistas han aconsejado evitar prácticas peligrosas como el uso de callicidas o productos cáusticos; no emplear instrumentos cortantes; evitar fuentes de calor directo como mantas, estufas o bolsas de agua; no caminar descalzo ni dentro ni fuera de casa; acudir a un podólogo siempre para el corte de uñas y atender zonas de presión; y realizar revisiones cada tres meses.
Si no existe este riesgo, el texto apunta a la necesidad de conocer la importancia del cuidado del pie y los signos de alerta; de aplicar una higiene correcta y un corte adecuado de uñas; y de consultar sobre la periodicidad de las revisiones profesionales.
La guía también incide en que usar calzado adecuado es "fundamental", y que debe elegirse según su uso (hogar, trabajo, deporte), y además de elegir una buena protección plantar, lateral y dorsal, con materiales de calidad.
Para asegurar un correcto uso del calzado, se debe asegurar un volumen suficiente si existen deformidades como dedos en garra o juanetes; revisar periódicamente el estado del zapato para evitar desgastes o roturas; y, en pacientes de alto riesgo, usar calzado terapéutico o a medida con las adaptaciones indicadas en la clínica podológica.